Somos un grupo de laicos que creemos firmemente en el poder de la oración.
Nuestro único fin es “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo, en medio de ellos.” Mateo 18,20
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Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

EFICACIA DE LA ORACIÓN:

Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espiritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos. Ef. 5,18

Asimismo yo les digo: si en la tierra dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir alguna cosa, mi Padre Celestial se lo concederá. Pues donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos. Mateo 18,19-20

¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos si claman a El día y noche, mientras El deja que esperen? Yo les aseguró que les hará justicia, y lo hará pronto. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿Encontrara fe sobre la tierra? Lc 18,7-8

Se lo repito, estén alegres y tengan buen trato con todos.
El Señor está cerca. No se inquieten por nada: antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y junten la acción de gracia a la súplica. Fil. 4, 5-6

Sean constantes en la oración; quédense velando para dar gracias. Col. 4,2

Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama. ¿Acaso alguno de ustedes daría a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿O le daría una culebra cuando le pide un pescado? Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡con cuánta mayor razón el Padre de ustedes, que está en el Cielo, dará cosas buenas a los que se las pidan! Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos: ahí está toda la Ley y los Profetas. Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran. Mt. 7,7-14

Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a la puerta, se le abrirá. ¿Habrá un padre entre todos ustedes, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan? Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan! Lc. 11,9-13.

La oración hecha con fe salvará al que no puede levantarse; el Señor hará que se levante; y si ha cometido pecados, se le perdonarán. Santiago 5,15

Yo les aseguro que el que diga a este cerro: ¡Levántate de ahí y arrójate al mar!, si no duda en su corazón y cree que sucederá como dice, se le concederá. Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán. Marcos 11,23-24

Pero yo clamo a Dios y el Señor me salvará. Sal. 55,17

SÚPLICAS A DIOS

Señor, escucha mis palabras, y a mi queja pon atención. Sal. 5,2

En mi angustia yo invoqué al Señor, y clamé a mi Dios. Mi clamor llegó hasta sus oídos y desde su Templo oyó mi voz. Sal. 18,7

Pero tú, Señor, no te quedes lejos; ¡fuerza mía, corre a socorrerme! Sal. 22,20

Escucha la voz de mi plegaria cuando a ti grito y elevo mis manos hacia tu Templo santo. Sal 28,2

Señor, Dios mío, clamé a ti y tu me sanaste. Sal. 30,2

¡Escúchame, Señor, y ten piedad de mí; sé, Señor, mi socorro! Sal. 30,10

Yo decía en mi desconcierto: "Me ha arrojado de su presencia". Pero tú oías la voz de mi plegaria cuando clamaba a ti. Sal. 31,22

¡Ven pronto a socorrerme, oh Señor, mi salvador! Sal. 38,22

Señor, escucha mi plegaria, presta oído a mis clamores, no permanezcas sordo a mis lágrimas, pues en tu casa soy un forastero y, como mis padres, peregrino. Sal. 39,12

Dígnate liberarme, Señor, Señor, ven pronto a socorrerme. Sal. 40,13

pero sin falta mía acuden y se aprestan. Despiértate, ven a mi encuentro y mira. Sal. 59,4

Libera ahora a los que tú amas, sálvanos con tu diestra y respóndenos. Sal. 60,5

Me agoto de gritar, me arde la garganta, y mis ojos se cansan de esperar a mi Dios. Sal. 69,3

Dígnate, oh Dios, librarme; apresúrate, Señor, en socorrerme. Sal. 70,1

¡Que sean liberados tus muy amados. Sálvanos con tu diestra y respóndenos! Sal. 108,6

Señor, mi Dios, ayúdame, sálvame, tú que eres bueno: Sal. 109,26

ACEPTACIÓN DE LA VOLUNTAD DIVINA

Llegó Jesús con ellos a un lugar llamado Getsemaní y dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí, mientras yo voy más allá a orar.» Tomó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentir tristeza y angustia. Y les dijo: «Siento una tristeza de muerte. Quédense aquí conmigo y permanezcan despiertos.» Fue un poco más adelante y, postrándose hasta tocar la tierra con su cara, oró así: «Padre, si es posible, que esta copa se aleje de mí. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.» Volvió donde sus discípulos, y los halló dormidos; y dijo a Pedro: «¿De modo que no pudieron permanecer despiertos ni una hora conmigo? Estén despiertos y recen para que no caigan en la tentación. El espíritu es animoso, pero la carne es débil.» De nuevo se apartó por segunda vez a orar: «Padre, si esta copa no puede ser apartada de mí sin que yo la beba, que se haga tu voluntad.» Volvió otra vez donde los discípulos y los encontró dormidos, pues se les cerraban los ojos de sueño. Los dejó, pues, y fue de nuevo a orar por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Entonces volvió donde los discípulos y les dijo: «¡Ahora pueden dormir y descansar! Ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores ¡Levántense, vamos! El traidor ya está por llegar.» Mt. 26,36-46.

Después Jesús salió y se fue, como era su costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron también sus discípulos. Llegados al lugar, les dijo: «Oren para que no caigan en tentación.» Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba con estas palabras: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.» (Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo. Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo.) Después de orar, se levantó y fue hacia donde estaban los discípulos. Pero los halló dormidos, abatidos por la tristeza. Les dijo: «¿Ustedes duermen? Levántense y oren para que no caigan en tentación.» Lc. 22,39-46;

ORACIÓN DE INTERCESIÓN

El pueblo fue a ver a Moisés y le dijo: "Hemos pecado, hemos murmurado contra Yavé y contra ti. Ruega a Yavé por nosotros, para que aleje de nosotros las serpientes". Moisés oró por el pueblo, Num. 21,7

Entonces el pueblo le suplicó a Moisés. Moisés intercedió ante Yavé y el fuego se apagó. A ese lugar se le dio el nombre de Tabera porque se había encendido contra ellos el fuego de Yavé. Num. 11,2

Moisés le dijo a Yavé: "Los egipcios saben muy bien con qué fuerza hiciste salir a este pueblo de en medio de ellos. Se lo han contado a los habitantes de este país. Esta gente sabe que tú estás en medio de tu pueblo, tú Yavé que se le apareciste cara a cara, tú Yavé que estás en medio de ellos en la nube, que caminas delante de ellos en una columna de nube de día y en una columna de fuego de noche. ¿Y ahora quieres que muera este pueblo como un solo hombre? Pero entonces las naciones que oyeron hablar de ti van a decir:
16. Yavé no fue capaz de llevar a ese pueblo a la tierra que había jurado darles, por eso es que los mató en el desierto. ¡Demuestra más bien tu fuerza, mi Señor! Tú has dicho muy bien: Yavé es paciente y rico en misericordia. Soportas la falta y el pecado, pero no dejas pasar la falta, porque el pecado de los padres lo castigas en los hijos, en los nietos y en los bisnietos. Perdona pues el pecado de este pueblo con esa gran misericordia y esa paciencia que has tenido para con él, desde su salida de Egipto hasta el día de hoy". Yavé respondió: "Ya que tú me lo pides, lo voy a perdonar. Pero tan cierto como que yo vivo y que la Gloria de Yavé llena la tierra. Num 14,13-21

Por mi parte, ¿cómo cometería este pecado de no interceder por ustedes ante Yavé o de no enseñarles el camino bueno y recto? 1 Sam. 12,23

Dios sabe que los recuerdo constantemente en mis oraciones, mientras le rindo ese culto espiritual que es trabajar por la Buena Nueva de su Hijo. Pues yo desearía, si tal es su voluntad, que se me allane el camino para ir a visitarles. Rom 1,9-10

He sabido cómo ustedes viven en Cristo Jesús la fe y el amor para con todos los santos, quiero decir, para con los hermanos, por lo que no dejo de dar gracias a Dios y de recordarlos en mis oraciones. Ef. 1,15-16

Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, es decir, en mis oraciones por todos ustedes a cada instante. Y lo hago con alegría. Fil. 1,3-4

Por eso, tampoco nosotros hemos cesado de rezar por ustedes desde el día en que recibimos esas noticias, y pedimos a Dios que alcancen el pleno conocimiento de su voluntad, mediante dones de sabiduría y entendimiento espiritual. Col. 1,9

En todo momento los tenemos presentes en nuestras oraciones, y damos gracias sin cesar a Dios por ustedes, pues constantemente recordamos ante Dios, nuestro Padre, su fe que produce frutos, su amor que sabe actuar, su espera de Cristo Jesús, nuestro Señor, que no se desanima. 1 Te. 1,2-3

Estos son nuestros pensamientos en todo momento mientras rogamos por ustedes: que nuestro Dios los haga dignos de su llamada y que, por su poder, lleve a efecto sus buenos propósitos, haciendo que su fe sea activa y eficiente. 2 Te. 1,11

Doy gracias a Dios, a quien sirvo con conciencia limpia como mis antepasados, cuando constantemente te recuerdo en mis oraciones noche y día. 2 Tim. 1,3

ANTE LA MUERTE INESPERADA DE UN JOVEN EN UN ACCIDENTE O ASESINATO:

El justo encambio, aunque muera prematuramente, encontrara su descanso. La edad que merece el respeto no depende de la duracion de la vida, ni se mide por el numero de años. ¿El verdadero conocimiento es como tener los cabellos blancos? Una vida sin mancha equivale a una edad madura. Era recto, agrado a Dios que lo amo; pero como vivia en medio de los pecadores, fue sacado de alli. Dios lo saco por temor a que el mal corrompiera su inteligencia o que su alma se dejara seducir por la mentira. Porque la fascinacion del mal oculta los verdaderos valores y los reclamos del deseo conmueven a un alma sin malicia. Acabo pronto, pero habia recorrido ya un largo camino. Su alma era preciosa a los ojos del Señor, por eso la retiro pronto de su ambiente corrompido. La gente al ver eso no entendio; no comprendieron que la benevolencia y la misericordia de Dios acompañan a sus elegidos y que El vela por los suyos. El justo que muere condena a los impios que sobreviven, una vida joven que llega pronto a la perfeccion, denuncia la vejez interminable de los malvados. Sb. 4. 7-16

ANTE LA MUERTE DE UN SER QUERIDO:

Las almas de los justos estan en las manos de Dios y ningun tormento podra alcanzarlos. A los ojos de los insensatos estan bien muertos y su partida parece una derrota. Nos abandonaron: Parece que nada quedo de ellos. Pero, en realidad, entraron en la paz. Aunque los hombres allan visto en eso un castigo, alli estaba la vida inmortal para sostener su esperanza: Despues de una corta prueba recibiran grandes recompensas. Si, Dios los puso a prueba y los encontro dignos de El. Los probo como al oro en el horno donde se funden los metales, y los acepto como una ofrenda perfecta. Cuando venga Dios a visitarnos, seran luz, semejantes a la centella que corre por entre la malesa. Gobernaran naciones y dominaran a los pueblos, y el Señor sera su rey para siempre. Los que confiaron en El conoceran la verdad, los que fueron fieles en el amor permaneceran junto a El. Sb. 3, 1-9

"No se turben; crean en Dios y crean tambien en mi. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser asi, no les habria dicho que voy a prepararles un lugar. Y despues de ir a prepararles un lugar, volvere para tomarlos conmigo, para que donde Yo este, esten tambien ustedes. Para ir a donde Yo voy, ustedes ya conocen el camino." Entonces Tomas le dijo: "Señor nosotros no sabemos a donde vas, ¿Como vamos a conocer el camino?" jesus contesto: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mi." Jn. 14, 1-6

Padre, ya que me los has dado, quiero que esten conmigo donde Yo estoy y que contemplen la gloria que tu ya me das, porque me amabas antes que comenzara el mundo. Jn. 17. 24

ORAR POR LOS QUE HAN MUERTO.

Luego efectuó una colecta que le permitió mandar a Jerusalén unas dos mil monedas de plata para que se acreciese allí un sacrificio por el pecado.

Era un gesto muy bello y muy noble, motivado por el convencimiento de la resurrección. Porque si no hubiera creído que los que habían caído resucitarían, habría sido inútil y ridículo orar por los muertos. Pero el presumida que una hermosa recompensa espera a los creyentes que se acuestan en la muerte, de ahí que su inquietud fuera santa y de acuerdo con la fe. Mandó pues ofrecer ese sacrificio de expiación por los muertos para que quedaran libres de sus pecados. 2 Mc. 12,43-46.

ANTE LA DESLEALTAD DE UN "AMIGO"

Las palabras amables te harán ganar muchos amigos, un lenguaje cortés atrae respuestas benevolentes. Ten muchos amigos, pero para aconsejarte escoge uno entre mil. Si has encontrado un nuevo amigo, comienza por ponerlo a prueba, no le otorgues demasiado pronto tu confianza. Hay amigos que sólo lo son cuando les conviene, pero que no lo serán en las dificultades. Hay amigos que se transforman en enemigos y que dan a conocer a todo el mundo su desavenencia contigo para avergonzarte. Hay amigos que lo son para compartir tu mesa, pero que no lo serán cuando vayan mal tus negocios. Mientras estos marchen bien, serán como tu sombra, e incluso mandarán a la gente de tu casa. Pero si tienes reveses, se volverán contra ti y evitarán encontrar tu mirada. Mantente a distancia de tus enemigos y cuídate de tus amigos. Un amigo fiel es un refugio seguro; el que lo halla ha encontrado un tesoro. ¿Qué no daría uno por un amigo fiel? ¡No tiene precio! Un amigo fiel es como un remedio que te salva; los que temen al Señor lo hallarán. El que teme al Señor encontrará al amigo verdadero, pues así como es él, así será su amigo. Eclo. 6,5--17

No abandones a un viejo amigo: el nuevo no se le equiparará. Nuevo amigo, vino nuevo; déjalos que envejezcan y los tomarás con gusto. No envidies el éxito del pecador, no sabes cuál será su fin. No te alegres del éxito de los renegados: acuérdate que su castigo no esperará su muerte. Mantente alejado del que puede matar, y no tendrás miedo de morir. Si te acercas a él, trata de no molestarlo, pues podría quitarte la vida: Sabes muy bien que caminas en medio de trampas, que caminas por encima de un muro. Muéstrate sociable en cuanto puedas, y déjate aconsejar por los sabios. Prefiere conversar con las personas inteligentes; que todas tus conversaciones giren en torno a la Ley del Altísimo. Que los hombres buenos frecuenten tu mesa; que tu orgullo sea el temor del Señor. Se juzga a un artesano por su trabajo, y al jefe del pueblo por sus sabias intervenciones. El hombre que habla mucho es temido en la ciudad; se detesta al que habla puras estupideces. Eclo. 9,10-18

No lleves a cualquiera a tu casa, porque los aprovechadores habilosos son muchos. El pensamiento del orgulloso es como la perdiz enjaulada para atraer la caza: te observa y descubre tus puntos débiles; cambia el bien en mal, te tiende sus trampas, calumnia lo que hay de mejor. La chispa enciende los carbones, el pecador con sus acechanzas hará correr sangre. Desconfía del malo: no olvides que anda tramando el mal; podría destruir tu reputación para siempre. Lleva a tu casa a un extraño y te acarreará problemas; te enemistará con las personas de tu casa. Eclo. 11,29-34

Un amigo no se vuelve enemigo cuando todo va bien, un enemigo no se disimula más cuando llega la adversidad. Cuando a uno le va bien, sus enemigos se enojan; cuando tiene reveses, hasta su amigo lo abandona. No te fíes nunca de tu enemigo: su maldad permanece igual como el bronce bajo el óxido. Aunque se haga el humilde y se acerque agachado, mantente en guardia y desconfía de él; actúa con él como el artesano que pule un espejo de bronce y que sabe que el óxido no se resistirá hasta el fin. No lo pongas a tu lado: podría echarte y ocupar tu lugar. No lo invites a sentarse a tu derecha: podría ambicionar tu puesto; entonces comprenderías que yo tenía razón y te pesaría no haberme escuchado. ¿Quién se compadecerá del encantador mordido por una serpiente, o de cualquier otro que se acerca a animales peligrosos? Lo mismo vale para el que frecuenta al pecador y se asocia a sus malas acciones. El pecador se mantendrá tranquilo a tu lado durante una hora, pero apenas te distraigas, se sacará la máscara. El enemigo no es más que dulzura en sus palabras, pero sólo piensa en tirarte a la fosa. Sabe derramar lágrimas, pero si tiene la ocasión, se le hará poco tu sangre. Si te azota la desgracia, lo verás ante ti: hará como que te ayuda, pero será sólo para librarse de ti. Entonces te hará muecas y aplaudirá; hará bromas a costa tuya y mostrará su verdadera cara. Eclo. 12,8-18

Pégale a un ojo, brotarán lágrimas, golpea una conciencia, se le hará la luz. Quien tira piedras a los pájaros, los espanta; quien insulta a un amigo romperá la amistad. Si has desenvainado la espada contra tu amigo, no te desesperes: puedes volver. Si has hablado duramente, no temas: es posible la reconciliación. Pero si se trata de ultrajes, de desprecios, de un secreto traicionado o de un golpe traicionero, cualquier amigo se irá. Gánate la confianza de tu prójimo mientras sea pobre, y si llega a ser rico disfrutarás con él de sus bienes. Sé fiel a él en los días difíciles, y cuando le llegue una herencia, compartirás con él. Humo y vapor se ven antes que las llamas: las injurias preceden a la sangre derramada. No tendré vergüenza de proteger a mi amigo, no me esconderé de él; y si por culpa de él me sucede algo malo, todos los que lo sepan desconfiarán de él. Eclo. 22,19-26.

ANTE LA DEPORTACIÓN DE UN SER QUERIDO:

Jesús, Al ver toda aquella muchedumbre, subió al monte. Se sentó y sus discípulos se reunieron a su alrededor. Entonces comenzó hablar y les enseñaba diciendo: felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el reino de los cielos. Felices los que lloran, porque recibirán consuelo. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia. Feliz los de corazón limpio, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por causa de bien, porque de ellos es el reino de los cielos. Felices ustedes, cuando por causa mía los insulten, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muestrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así persiguieron a los profetas que vinieron antes que ustedes. Mt. 5,1-12.

ACCIÓN DE GRACIAS ANTE UN FAVOR RECIBIDO:

¡Aleluya! ¡Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor!
¡Bendito sea el nombre del Señor ahora y para siempre!
¡De donde sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor!
¡El Señor domina a todas las naciones, su gloria está por encima de los cielos!
¿Quién es como el Señor, nuestro Dios, que se sienta en las alturas, pero que se inclina para ver los cielos y la tierra?
Al pobre lo recoge desde el polvo, de la mugre retira al desvalido,
para darle un asiento entre los nobles, con los grandes de su pueblo.
Da un hogar a la mujer estéril, ahora feliz madre de sus hijos. Sal. 113

Den gracias al Señor, pues él es bueno, pues su bondad perdura para siempre.
Que lo diga Israel: ¡su bondad es para siempre!
Que lo diga la casa de Aarón: ¡su bondad es para siempre!
Que lo digan los que temen al Señor: ¡su bondad es para siempre!
Al Señor, en mi angustia, le clamé, y me respondió sacándome de apuros.
Si el Señor está conmigo, no temo, ¿qué podrá hacerme el hombre?
Cuento al Señor entre los que me ayudan, y veré a mis enemigos a mis pies.
Más vale refugiarse en el Señor que confiar en los poderosos.
Todos los paganos me rodeaban, pero en el nombre del Señor los humillé.
Me rodeaban, me tenían cercado, pero en el nombre del Señor los humillé.
Me rodeaban como avispas, cayeron como zarza que se quema, pues en nombre del Señor los humillé.
Me empujaron con fuerza para botarme, pero acudió el Señor a socorrerme.
El Señor es mi fuerza, el motivo de mi canto, ha sido para mí la salvación.
Clamores de alegría y de triunfo resuenan en las tiendas de los justos: "¡La diestra del Señor hizo proezas, la diestra del Señor lo ha enaltecido, la diestra del Señor hizo proezas!"
No, no moriré sino que viviré y contaré las obras del Señor.
El Señor me corrigió mucho, pero no me entregó a la muerte.
"¡Abranme las puertas de justicia para entrar a dar gracias al Señor!"
"Esta es la puerta que lleva al Señor, por ella entran los justos".
¡Te agradezco que me hayas escuchado, tú has sido para mí la salvación!
La piedra rechazada por los maestros pasó a ser la piedra principal; ésta fue la obra del Señor, no podían creerlo nuestros ojos.
¡Este es el día que ha hecho el Señor, gocemos y alegrémonos en él!
¡Danos, oh Señor, la salvación, danos, oh Señor, la victoria!
"¡Bendito sea el que viene en el nombre del Señor! desde la casa del Señor los bendecimos: el Señor es Dios, él nos ilumina". Formen la procesión con ramos en la mano hasta los cuernos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias; ¡Dios mío, te digo que eres grande!
Den gracias al Señor, pues él es bueno, pues su bondad perdura para siempre. Sal. 118

Quiero además comunicarles mis reflexiones, de las que estoy repleto como la luna llena.
Hijos míos santos, escúchenme y crecerán como el rosedal plantado junto al arroyo. Expandan un olor agradable como el incienso, que se abran sus flores como el lirio, den su perfume y entonen un canto ¡Bendigan al Señor por todas sus obras! Glorifiquen su nombre y publiquen sus alabanzas; canten, toquen el arpa, aclámenlo diciendo: ¡Qué hermosas son las obras del Señor! Todo lo que él decide ocurre en el momento preciso. No hay pues que decir: ¿Qué es eso? ¿Por qué aquello? porque todo será útil a su debido tiempo. A una palabra suya las aguas se detuvieron y se elevaron en un solo lugar; una palabra de su boca abrió el depósito de las aguas. Basta que hable para que todo lo que desea se realice, nadie puede detener su obra de salvación. Ante él están las obras de cada uno, y nada escapa a su mirada. Su mirada se extiende desde el comienzo al fin de los tiempos, y nada puede sorprenderle. No hay pues que decir: ¿Qué es esto? ¿Por qué eso? porque todo ha sido hecho para que sirva. La bendición del Señor es como un río que se desborda; inundó la tierra como un diluvio. Pero los paganos se harán acreedores a su cólera, como cuando convirtió una tierra de regadío en una superficie de sal. Sus caminos son rectos para sus fieles, pero para los sin Ley están llenos de obstáculos. Desde un principio creó las cosas buenas para los que son buenos, y las malas para los pecadores. Estas son las cosas más elementales para la vida humana: el agua, el fuego, el fierro, la sal, y también la harina de trigo, la leche y la miel, el zumo de la uva, el aceite y la ropa. Todas estas cosas son buenas para los buenos, pero se tornan dañinas para los pecadores. Algunos vientos fueron hechos para destruir; el Señor en su cólera los convierte en azotes. Llegado el momento de destruir, desencadenan su violencia y satisfacen la furia del que los hizo. Fuego, granizo, hambre y muerte: todo eso fue creado para servir de castigo.
Como también los dientes de las fieras salvajes, los escorpiones, las víboras y la espada vengadora que castiga a los impíos.
Todas esas cosas se alegran de ejecutar sus órdenes. Están listas para cuando sea necesario, y llegado el momento no desobedecerán sus órdenes.
De todo eso estaba convencido desde un comienzo. Pero lo medité y por eso escribí:
Todas las obras del Señor son buenas, el provee a todo cuando llega el momento.
No hay pues que decir: ¡Esto es malo, eso es bueno! porque todo con el tiempo tiene su valor.
Y ahora canten con toda su voz y con todo su corazón: ¡bendigan el nombre del Señor! Eclo. 39,12-35.

DEL PERDÓN AL ENEMIGO:

Jesús continuó: «Había un hombre que tenía dos hijos. El menor dijo a su padre: "Dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y el padre repartió sus bienes entre los dos. El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después, se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevando una vida desordenada. Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. Fue a buscar trabajo, y se puso al servicio de un habitante del lugar que lo envió a su campo a cuidar cerdos. Hubiera deseado llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero nadie le daba algo. Finalmente recapacitó y se dijo: ¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre! Tengo que hacer algo: volveré donde mi padre y le diré: «Padre, he pecado contra Dios y contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus asalariados.» Se levantó, pues, y se fue donde su padre. Estaba aún lejos, cuando su padre lo vio y sintió compasión; corrió a echarse a su cuello y lo besó. Entonces el hijo le habló: «Padre, he pecado contra Dios y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo.» Pero el padre dijo a sus servidores: «¡Rápido! Traigan el mejor vestido y pónganselo. Colóquenle un anillo en el dedo y traigan calzado para sus pies. Traigan el ternero gordo y mátenlo; comamos y hagamos fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado.» Y comenzaron la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercaba a la casa, oyó la orquesta y el baile. Llamó a uno de los muchachos y le preguntó qué significaba todo aquello. El le respondió: «Tu hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo.» El hijo mayor se enojó y no quiso entrar. Su padre salió a suplicarle. Pero él le contestó: «Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y a mí nunca me has dado un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. Pero ahora que vuelve ese hijo tuyo, que se ha gastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el ternero gordo.» El padre le dijo: «Hijo, tú estás siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero había que hacer fiesta y alegrarse, puesto que tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado.» Lc. 15,11-32

Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creen que un bombardeo de palabras hará que se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan. Ustedes, pues, recen así: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan que nos corresponde;
y perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno. Porque si ustedes perdonan a los hombres sus ofensas, también el Padre celestial les perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco el Padre les perdonará a ustedes. Mt. 6,7-15.

ABANDONO A LA PROVIDENCIA DIVINA EN LOS MOMENTOS DE DOLOR:

Jesús dijo a sus discípulos: «No se atormenten por su vida con cuestiones de alimentos, ni por su cuerpo con cuestiones de ropa. Miren que la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. Aprendan de los cuervos: no siembran ni cosechan, no tienen bodegas ni graneros, y sin embargo Dios los alimenta. ¡Y ustedes valen mucho más que las aves ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Si ustedes no tienen poder sobre cosas tan pequeñas, ¿cómo van a preocuparse por las demás? Aprendan de los lirios del campo: no hilan ni tejen, pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lujo, se pudo vestir como uno de ellos. Y si Dios da tan lindo vestido a la hierba del campo, que hoy está y mañana se echará al fuego, ¿qué no hará por ustedes, gente de poca fe? No estén pendientes de lo que comerán o beberán: ¡no se atormenten! Estas son cosas tras las cuales corren todas las naciones del mundo, pero el Padre de ustedes sabe que ustedes las necesitan. Busquen más bien el Reino, y se les darán también esas cosas. Lc. 12,22-31

Por eso yo les digo: No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves? ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, puede añadir algo a su estatura? Y ¿por qué se preocupan tanto por la ropa? Miren cómo crecen las flores del campo, y no trabajan ni tejen. Pero yo les digo que ni Salomón, con todo su lujo, se pudo vestir como una de ellas. Y si Dios viste así el pasto del campo, que hoy brota y mañana se echa al fuego, ¿no hará mucho más por ustedes? ¡Qué poca fe tienen! No anden tan preocupados ni digan: ¿tendremos alimentos? o ¿qué beberemos? o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por esas cosas, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto, busquen primero el Reino y la Justicia de Dios, y se les darán también todas esas cosas. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas. Mt. 6,25-34.

SALVACION DE LOS PERDIDOS

Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador.» Lc 18,13